Hoy, el sol anclado en mi pared no alumbra como siempre.
La ventana no se deja abrir, no quieren que entren martillos eléctricos
como abejorros de medio metro.
Una serie, de frescas casualidades ensangrentadas queman el día,
seco y áspero, como los caramelos del pasado.
El humo del presente nubla todo atisbo de claridad,
pero una luz roja parpadeaen algún lugar, eso es que pasa algo...
Alerta. Bandera roja. ¿Qué fue de aquél café que nos propusimos?
ResponderEliminarMi parte de propuesta ha sido emancillada por las prisas de ciudad.
ResponderEliminarLo siento Odile, "se me olvidó que te olvidé", pasé por Madrid demasiado rápido.