martes, 14 de abril de 2009

Actitud abierta


La opinión o actitud generalizada es que la adolescencia no merece respeto, no debe ser tomada en serio porque nada de lo que sucede en esa etapa es demasiado profundo: todo es transitorio y desaparecerá en cuanto llegue la madurez. La contradición es que se dice que es necesario tener la mente abierta para aprender siempre, para "crecer". No hay contradicción sino mentira: la mejor manera de vivir sin sobresaltos es convencerse de que se es adulto, aferrarse a cuatro "verdades" tan sólidas como mediocres y cerrar a cal y canto la mente y detener el crecimiento para poder creerse que la vida es eso que uno eligió o que le impusieron y nada más. La "actitud abierta" es una medida de protección que evita que algún factor externo descubra o trastorne la mediocridad.
Hablando en plural pero sin generalizar (discriminando sin pudor, al estilo del racista más recalcitrante, dejando a un lado a los imbéciles y mediocres y tomando como materia digna de análisis a la minoría inteligente y sensible), los chicos sufren, en estado puro o en carne viva, la angustia existencial que un adulto puede atemperar con el cinismo o el escepticismo o eligiendo una religión o una muleta: profesión, mujer, estatus.

Adolfo Aristarain.

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Rayos de luz en la oscuridad