F.- ... creo que sabe usted mucho de perfumes.
T.- Casi tanto como usted de mujeres. Con una sóla mirada, muy discreta, me examinó de arriba a abajo, y creo que no le pareció nada mal lo que veía... me equivoco?
F.- O usted es muy sabia, o mi mirada está perdiendo la discrección... Tal vez porque no esperaba encontrarme con alguien que despertara en mí un inequívoco sentimiento de lujuria.
T.- Usted también es una presa que una mujer sin prejuicios estaría muy dispuesta a conquistar. [...]
A mí me quedan unos cuantos prejuicios. Este momento no debe pasar de ser un intercambio muy agradable de elogios eróticos: puro coqueteo entre dos personas con mucha experiencia.
F.- Experiencia no implica conocimiento. Yo no sé nada de mujeres.
T.- Eso es una mentira elegante. Un caballero no habla de ciertas cosas.
F.- A las pocas mujeres que conocí en mi vida; las admiré, las observé, incluso traté de descifrarlas, pero nunca dejaron de ser un misterio. Nunca dejaron de sorprenderme...
Yo creo que lo único importante es disfrutar de su presencia. No me dí cuenta enseguida pero... con un tiempito después aprendí a escucharlas, a valorar los silencios, las miradas... Esos momentos en que parece que no les pasa nada, y les pasa un mundo... Aprendí a respetar su intuición, su inteligencia. Y aprendí a amarlas...
T.- Le quiero advertir que el nivel de mis defensas está bajando peligrosamente. No se pueden decir esas cosas así, como si nada. hay que hacerse responsable de lo que pueda pasar.
F.- Llevo cuarenta años casado con la misma mujer. Y le soy fiel.
T.- No soy chismosa, no es necesario que me mienta.
F.- No le estoy mintiendo. Nunca me obligué a serle fiel a mi mujer. No es una norma o pacto a respetar. Con Lili, con mi mujer, siempre dijimos que si alguien se cruza con alguno de los dos, mala suerte, pero sin mentirnos... Estamos juntos porque queremos, nadie nos obliga y eso nos obliga a ser leales.
Ninguna de las mujeres que conocí después de Lili, le puede ganar. No..., las miro, las puedo admirar, me puede asombrar incluso encontrarme con alguien como Tutti Tudela, porque yo estoy abierto a todo, a lo que sea que pueda pasar... pero no hay caso: Lili gana. Lili gana siempre.
- Conversación, entre Fernando y Tutti, extraída delicadamente de la película "Lugares comunes" de Adolfo Aristarain. Una maravilla que me he visto obligado a compartir -.
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Rayos de luz en la oscuridad