La ventana no se deja abrir, no quieren que entren martillos eléctricos
como abejorros de medio metro.
Una serie, de frescas casualidades ensangrentadas queman el día,
seco y áspero, como los caramelos del pasado.
El humo del presente nubla todo atisbo de claridad,
pero una luz roja parpadeaen algún lugar, eso es que pasa algo...
